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la vie de bohème

vivir en una buhardilla tiene su encanto. pero, lamentablemente, tooodo ese encanto está secuestrado por los que no habitan la buhardilla.
¡es tan, tan cool que alguien viva en una buhardilla! esos techos que caen en picado en todas las direcciones, los rincones inaccesibles, los libros por el suelo, los cuadros por el suelo. ¡oh, qué ambiente tan propicio!

¿de veras?

los que habitamos las buhardillas del mundo queremos que liberen su encanto. aceptaremos las reivindicaciones de los secuestradores, pagaremos el rescate, pasaremos frío intenso en invierno y calor abrasador en verano, viviremos bajo la constante amenaza de las goteras, dejaremos que el techo acaricie nuestras cabezas y nuestros codos al despertar y estirarnos. que la estrechez nos abrace.
los que habitamos las buhardillas del mundo estamos dispuestos a hacer cualquier cosa, lo que sea, incluso, de vez en cuando, dar fiestas en las que sólo se beba la pire des vinasses y se fumen gitanes y se hable cortázar y del realismo mágico. pero sólo de vez en cuando. sólo muy de vez en cuando. casi nunca.

y entonces, libre al fin, aliviados y llenos de malicia, nos reiremos. come, let us pity those who are better off than we are/come my friend and remember that the rich have butlers and no friends/and we have friends and no butlers. y tampoco techos altos.

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