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irremediablemente

y es que hay cosas que, por más que intentes evitar, suceden una y otra vez, en un bucle infinito, inevitable, irremediable.
hacer el almendro es una de ellas.
volver a ese triste lugar (ciudad de provincias) de infausto recuerdo del que saliste, espeluznada, hace ya tanto tiempo que sería ordinario numerarlo.
hace frío y llueve. pero vuelves, vuelves a comerte el atasco un año más. espeluznante.
vuelves a esa habitación de la adolescencia. espeluznante.
vuelves a los mismos bares, oh my god, todos estos años después! espeluznantes.

el horror. vuelves a casa por navidad...hasta que seas lo suficientemente mayor como para irte al siam en estas fechas sin ceder al chantaje emocional del corte inglés, las marcas de turrones y polvorones y la inocente, maternal y amorosa pregunta de tu madre, a mediados de noviembre...¿qué, cuando vienes, hija? la estocada definitiva. y anulas la reserva a destino paradisiaco y animista en el que no existen ni le père noel ni jesusito ni los tres reyes magos...vuelve a casa vuelve...

diossssanto...

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