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relatos diaspóricos

yo, antes, quería exiliarme. a laponia.
laponia me parecía el lugar perfecto. aislado. con los renos. unas cuantas coníferas. los lapones pastoreando. en fin, que era perfecto. lo tenía planeado hasta el más mínimo detalle: el abriguito, el sombrerito de pico, con su pompón, los chanclos y la bolsa de agua caliente, siempre en una bolsa en el recibidor, para estar preparada cuando llegara la crisis que desencadenase el exilio.

pero ya no. ahora ya no quiero exiliarme a laponia.
laponia es una tundra muy fría. hay ventiscas y nieva. me tropiezo constantemente con los chanclos y se me ha congelado el agua de la bolsa de agua caliente. y lo malo es que he perdido la maleta y como aquí todo es blanco, no sé volver. un lapón muy simpático me ha dado una brújula. le he puesto una cadenita y hace un colgante muy mono. tengo los pies fríos.

ahora ya no sé donde exiliarme. tal vez a un país tropical. voy a ir preparando la maletita para cuando se desencadene (de nuevo) la crisis: el bikini, las sandalias, una pamela y la sombrilla china. la he puesto en el recibidor. una nunca sabe cuándo va a tener que salir corriendo.

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