sin título (como mínimo)
—eres un diablillo, le dijo luzbel a azrael.
—y tu más, picarón...
y mientras, de fondo, sonaba la estruendosa risa de la puta de babilonia (una mujer con un serio problema de lingerie).
y aunque al cordero aún le hacían estremecer las patadas de silvia pinal, se sentía incapaz de apreciar ese momento: su óptico había vuelto a fallar.
—¡pongamos orden—, dijo, —creo que no estamos enfocando correctamente este asunto...
—y a ti, ni se te ocurra abrir el séptimo sello ...y deja esa trompeta, aún no hemos terminado.
y es que, claro, escucharon, lo de ¡el apocalipsis!, y ¡les dio una pereza dejarse llevar...!
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—eres un diablillo, le dijo luzbel a azrael.
—y tu más, picarón...
y mientras, de fondo, sonaba la estruendosa risa de la puta de babilonia (una mujer con un serio problema de lingerie).
y aunque al cordero aún le hacían estremecer las patadas de silvia pinal, se sentía incapaz de apreciar ese momento: su óptico había vuelto a fallar.
—¡pongamos orden—, dijo, —creo que no estamos enfocando correctamente este asunto...
—y a ti, ni se te ocurra abrir el séptimo sello ...y deja esa trompeta, aún no hemos terminado.
y es que, claro, escucharon, lo de ¡el apocalipsis!, y ¡les dio una pereza dejarse llevar...!